domingo, 24 de mayo de 2015

Festejos del Centenario de la Independencia de Mexico (1910).




En el año de 1907 fue conformada una Comisión Nacional del Centenario de la Independencia de México, por los señores: Porfirio Díaz (hijo), Guillermo de Landa y Escandón, José Casarín, Ignacio Pimentel, Ignacio Burgoa, Porfirio Parra, entre otros.


La Ciudad de México fue el escenario histórico y corazón del festejo (se le conocía como el “Paris de las Américas”), 1910 le fue dado el cariz y la traza que hasta el día de hoy conservan la mayoría de sus importantes edificios, avenidas monumentos y espacios públicos.


Se mandó a hacer un cartel conmemorativo del centenario de la Independencia

La comisión ofreció un programa diario de los festejos que se presentarían durante el mes de septiembre. Mientras que los actos cívicos, procesiones, desfiles y eventos públicos fueron impresos en los periódicos, revistas o desplegados en los muro de la calle, la invitación a los eventos privados como recepciones, bailes y banquetes, se realizó con elegantes cartas membretadas traducidas al inglés y al francés, señalando la vestimenta militar o civil correspondiente para cada ocasión.

Palacio Nacional profusamente iluminado
El presagio del periódico La Risa, 8 de octubre de 1910
“Después del Centenario” Epitafio por Diógenes.
Autoridades federales, estatales, mandos castrenses y representaciones diplomáticas de 30 naciones “amigas del régimen” se dieron cita a los festejos que hubo en todo el país. Por decreto presidencial, cada estado, municipio y localidad debían participar no solo con discursos, gritos, campanadas, y fuegos artificiales.

México, Fiestas del 1er. CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA.
Septiembre 15 de 1910. Gran Desfile Histórico. Escopeteros de Cortés.



Si no con la conclusión y entrega de una extensa red de obra pública que incluía la construcción de mercados, hospitales, puertos, parques, plazas, escuelas, cárceles, vías férreas, avenidas etc. Así como exposiciones científicas, artísticas y la recuperación de una parte esencial del pasado indígena. 

Algunas de las obras que fueron impulsadas e inauguradas para los festejos del centenario de la independencia de México.

El Ángel de la independencia, Teatro Juarez, Palacio de Comunicaciones y obras Publicas, Monumento a la Revolución, Hospital General de México, entre otros.

El Ángel de la Independencia fue un proyecto de Antonio Rivas Mercado


Hospital General de México 

Teatro Juarez

Monumento a la Revoluciom

Nunca entonces se inauguraron tantas obras que ofrecían apariencia de un país moderno y cosmopolita, fincado en el “Nunca como antes se inauguraron tantas obras que ofrecían la apariencia de un país moderno y Cosmopolitan, fincado en el “orden, la paz y progreso” que, de acuerdo con el discurso oficial, anidaban desde hacía 30 años en la nación. El programa se preparó desde 1907 y en verdad estuvo bien organizado; fue apabullante para mostrar al mundo, sin refutación posible, la pujanza mexicana en todos los órdenes. El mismo escritor, periodista y diplomático Federico Gamboa dejo asentado en su Diario del 1 de octubre de 1910:”Los festejos que la presa ha adscrito sin duda que mañana los superaran otros festejos, merced a los venideros adelantos científicos y al progreso en marcha inatacable de la civilización y la cultura, pero la trascendencia y significado de los mismos jamás serán superados; sobre que lo ocurrido y registrado, de positivo milagro he de calificarse”.

FUENTES:
http://www.colmex.mx/academicos/ceh/garciadiego/images/stories/EH/2010/10_020910%20festejos%20del%20centenario%20de%20la%20independencia.pdf
http://descargacultura.unam.mx/app1?sharedItem=21169

Vestimentas en el pro revolucionario.


De la Revolución  Mexicana se suele destacar las condiciones de vida durante, antes y después de su acontecimiento y se hacen partícipes a la organización política, económica y social entre las mismas; alusivo a la organización económica no le hemos dado importancia a la rudimentaria textil empleada y por supuesto al atuendo contemporáneo.
 Vestimenta utilizada durante la Revolución Mexicana
Desde siempre, la ropa ha sido un código social, un recurso para hacer evidente la clase a la que se pertenece.
Sin embargo, en el México de principios del siglo XX, la ropa trataba de ser también un indicador ante el mundo del alto grado de civilización que, en treinta años de dictadura, se había alcanzado.
Desigualdades económicas
1910, catrines y desposeídos
Sobre los vestidos de estos años, Carlos Monsiváis escribió: “Los porfirianos eminentes son, sicológicamente hablando, su atuendo del día. Para los hombres, la chistera, los bigotes rizados, los guantes, las mancuernillas con diamantes; para ellas, el maquillaje al “dernier cri”, el vestido preparado según instrucciones del cliente y recortes de revistas francesas”. Indígenas, campesinos, obreros y peones estaban muy alejados de la moda francesa.
Hombres
“Pantalonización”
Los empeños por “civilizar” a los mexicanos en lo referente a su vestimenta comenzaron alrededor de 1887, cuando las autoridades se fijaron la meta de “pantalonizar” a los indios y mestizos que hasta entonces se habían ataviado con un simple calzón de manta.
Penas y multas se impusieron a quienes no se cubrieran con pantalón; se dijo inclusive que su uso favorecía a los pobres que al ser conminados a portarlos, gastaban más dinero en esa prenda y mucho menos en los elíxires que se expendían en las cantinas, pulquerías y piqueras.
En realidad, los verdaderos beneficiarios de las leyes pantaloneras fueron “La Hormiga”, “Río Blanco” y demás fábricas de textiles, que de esa manera vieron incrementada la demanda de las telas que producían. Al iniciarse los festejos por el primer centenario del inicio de la guerra de independencia, los responsables de las garitas que resguardaban los accesos a la Ciudad de México recibieron la orden de impedir el ingreso de todo aquel que no vistiera pantalones.
Uso
Naturalmente, también podrían llevar sombrero de ala ancha, paliacate y sarape de colores, así como chaquetín o chaparreras de gamuza o carnaza;las personas consideradas como pobres, debían adquirir su ropa por medio de las tiendas de raya lo que usaran, la población mexicana parecía uniformada , indios y campesinos portaban camisa y pantalón de manta blanca.
En cierta ocasión, Daniel Cosío Villegas afirmó que la sociedad mexicana del ocaso porfiriano había sido fielmente retratada por las fotografías y películas en blanco y negro. Los poderosos y la clase media –decía– vestían la levita, un saco negro que les llegaba casi hasta las rodillas, realizado en paño y con solapas de seda.     Por su parte, la indumentaria de los poderosos incluía, además de la levita, frac, esmoquin y sacos en tweed (paño escocés de lana, rayón o algodón, cálido, fuerte y resistente, que rechaza el agua por la pelusa que tiene en su superficie)  para las ocasiones informales, con una paleta que sumaba al negro el azul, café, gris Oxford, verde seco, beige, blanco y marfil.
El caballero vestía trajes conforme lo obligaba la ocasión y el momento del día. Complemento obligado era el sombrero, que debía ser, según el caso, de copa, bombín o cannotier (Sombrero de paja, de alas rectas y copa baja y plana rodeada frecuentemente por una cinta negra). Finalmente, la pertenencia a una clase privilegiada se hacía evidente en la abundancia de los anillos, relojes, cadenas y fistoles (alfiler que se prende como adorno en la corbata), así como en los puños de los bastones o paraguas, y en la calidad de las corbatas y foulards de seda.
Tradicional traje de charro
Por lo regular es de color negro con adornos metálicos de oro o plata que los hacen lucir muy bien, además de un gran sobrero del color de su traje con adornos muy representativos, el uso del fajo piteado es esencial al igual que las botas acorde al color de su traje.
Durante el Porfiriato se hicieron famosos los “Rurales”, un cuerpo de voluntarios cuya misión consistía en perseguir a los ladrones y a los asaltantes que asolaban el campo mexicano y hacían intransitables los caminos.
El grupo estaba formado por hombres que vestían como charros, con la clásica indumentaria, y portaban sombrero gris galoneado en plata.
Mujeres
Si bien el atuendo masculino sufrió pocos cambios en su línea durante el tránsito entre siglos, el de la mujer, en cambio, experimentó grandes transformaciones a partir de 1906.
En ese año, el diseñador francés Paul Poiret comenzó a suprimir el uso del corsé que había imperado en la moda femenina desde mediados del siglo XIX, a fin de emancipar la silueta de las damas para vestirlas con moaré (tela fuerte de seda que forma aguas) y shantung (una tela pesada con superficie nudosa) en colores pastel o tonalidades que iban del beige al marfil. Los drapeados y encajes de alençón y chantilly (nota: se debe suponer que son algún tipo de encaje o tela) servían para el decorado, al tiempo en que las estolas de tul y las capas o abrigos, interpretados con telas pesadas adornadas con pieles y plumas, eran el obligado complemento.
Los cuadros de pintores fauvistas como Maurice Vlamick y Raúl Dufy, popularizaron el empleo de colores intensos en el vestir. Asimismo, el triunfo que el Ballet Ruso tuvo en París durante 1909, puso de moda las indumentarias con influencia oriental, copiadas de las coreografías montadas por Serguei Diaghilev. Surgieron así los vestidos que imitaban los pantalones de harén y tenían forma de “tubo”, obligando a la mujer a caminar con pequeños pasos y a mantener el equilibrio cuando los acompañaban con amplios sombreros.
Los vestidos de lino combinados con encajes y bordados eran aconsejados para lucirse por las mañanas en el hogar, el hipódromo o bien durante los días de campo. El traje sastre en azul marino, gris acero, marrón o verde, era ideal para ir de compras o para los eventos sociales matutinos o vespertinos, como inauguraciones, visitas campestres, compras y paseos al atardecer. Sin embargo, era en la noche cuando las visitas al teatro o a la ópera, la presencia en recepciones y bailes, hacían brillar el chiffon, el shantung, las gasas, rasos y tafetas de seda, bordados con hilos de oro y plata e incluso con aplicaciones de cristal y perlas.
El trousseau (que era el equipo personal de una novia, ropa, accesorios y ropa de cama) podía ser también de tul, bordado con diseños arabescos finamente realizados, y acompañado con tiaras y diademas que sostenían el peinado. La cola del vestido era reducida, a diferencia de lo acostumbrado en los vestidos de las postrimerías del siglo XIX. Los trajes de baile podían ir acompañados con velos de tul en colores claros, adornados con perlas, mientras que los corpiños contaban con un corselete alto y las mangas se llevaban hasta la mitad del brazo.
Para dar mayor realce a los peinados, era común el uso de extensiones, trenzas y postizos. Sobre ellos se colocaban los inmensos sombreros, en los cuales abundaban como ornamento los manojos de rosas, los aigrettes (larga columna, que  se usa en un sombrero o una pieza de joyería)  de plumas blancas y los galones de seda rodeando la copa. Los materiales con que se fabricaban eran el fieltro, la paja e incluso algunas pieles que hacían juego con el par de guantes manufacturados con el mismo material. Dicha prenda era tenida por muy útil y práctica en todos los actos de la vida; los guantes de noche  debían ser blancos, grises o negros y si se iba a la ópera, era conveniente usarlos de seda, que cubrieran media mano, subieran más arriba del codo y combinaran con un elegante abanico.
El empeño por reproducir en México a la sociedad europea permitió que en poco tiempo las fiestas y recepciones de los poderosos compitieran en belleza y opulencia con los salones de la princesa Matilde Polignac, o las condesas Haussonville, Potocka y Guerme, descritos por Proust.
No obstante, la consagración de tales empeños tuvo lugar durante las fiestas del Centenario de la Independencia de México, que se desarrollaron entre el 1° de septiembre y el 4 de octubre de 1910. En ese lapso se llevaron a cabo inauguraciones de edificios públicos, exposiciones artísticas y comerciales como las de España y Japón, desfiles militares y de carros alegóricos, fiestas con fuegos artificiales en el Zócalo, fiestas de jardín y de eventos de salón  en Xochimilco y en el Bosque de Chapultepec, banquetes como el del Casino Español y el memorable baile en el Palacio Nacional.
En aquella ocasión, entre los caballeros, los uniformes militares dominaron la escena, aderezados con condecoraciones y entorchados, seguidos en elegancia por los fracs (Traje masculino de etiqueta y ceremonia, cuya chaqueta es corta por delante y acaba por detrás en dos faldones largos) y las chaquetas. El atuendo de las damas destacó por su esmerado corte y por la riqueza de sus bordados, al tiempo que las joyas denotaban la opulencia de quienes las portaba.

Periodo de Alvaro Obregon y su propuesta Educativa (Jose Vasconcelos).

Como presidente electo, Obregón trató de obtener el reconocimiento del presidente Wilson, a través de Luís N. Morones, lo que aumentó la sospecha del gobierno norteamericano de que el nuevo mandatario era un “bolchevique” y por lo tanto, no obtuvo ese reconocimiento. En los años siguientes, los republicanos norteamericanos presionarán a su gobierno para que sólo reconozca a quien firme un tratado que garantice en México los derechos de propiedad de los estadounidenses.


En la presidencia, Obregón procuró la pacificación del país a través de la integración a la vida política de zapatistas y villistas, el combate a rebeliones como las de los generales Juan Carrasco y Francisco Murguía, el asesinato sospechoso de generales como Lucio Blanco y Francisco Villa y de líderes como Miguel Alessio Robles. Por eso, el general Murguía, fiel seguidor de Carranza, levantado contra Obregón en 1922, le escribió: “El gobierno de usted, señor general Obregón, es un gobierno de hecho nacido del crimen y sostenido por el crimen. Es probablemente el más opresivo, el más humillante, el más vergonzoso que ha tenido el país, porque ha adoptado el asesinato como sistema fundamental de su conservación, contra sus enemigos políticos, supuestos o reales, a quienes se hace desaparecer con la ley de fuga, por el secuestro, por el fusilamiento y aun por otros procedimientos que ni el mismo Victoriano Huerta empleo jamás, no obstante haber pasado éste a la historia de México como el tipo de soldado brutal que mata sin escrúpulos.”
También obtenía la obediencia a su poder mediante canonjías y sobornos a los generales levantiscos; se le atribuye la frase: “no hay general que aguante un cañonazo de cincuenta mil pesos". Esta práctica de premiar más que nada las lealtades personales en el ejército, sería una de las causas del descontento de quienes no eran beneficiados y abriría un campo fértil para la futura sublevación delahuertista.


Para Obregón era necesario centralizar y concentrar el poder para constituir un Estado fuerte, nacionalista, más autoritario que democrático, pero capaz de iniciar la reconstrucción del país. Sin embargo, durante su mandato se respetó la libertad de expresión tanto en la prensa como en las convenciones partidistas y desde luego en el Congreso de la Unión.
Para que nadie le disputara el poder, Obregón hizo perder relevancia al partido (PLC) que formalmente lo había llevado a la presidencia y finalmente lo sustituyó por varios partidos corporativos, los principales: el Partido Laborista de la CROM liderado por Luís N. Morones, el Partido Cooperativista dirigido por Jorge Prieto Laurens y el Partido Nacional Agrarista encabezado por Antonio Díaz Soto y Gama, todos leales a Obregón que para entonces se había convertido en un caudillo.
Asimismo, para restar fuerza a los gobernadores y evitar sublevaciones de caciques y caudillos, disolvió las fuerzas armadas estatales, continuó el licenciamiento de la tropa e inició la profesionalización y centralización del ejército.


Creó la Secretaría de Educación Pública el 9 de julio de 1921, con José Vasconcelos al frente, para federalizar la educación primaria y dar gran impulso a la educación popular y rural, a la que se destinó un presupuesto superior a los que anteriormente se le habían otorgado. “La educación es la función más importante y trascendental del poder público”. Vasconcelos organizó misiones culturales y protegió la labor de los maestros rurales que eran hostilizados, mutilados de oreja o nariz y hasta asesinados por los caciques locales. Para Sergio de la Peña (De la revolución al nuevo Estado): “De hecho, la educación se convirtió en el brazo revolucionarios más poderoso, que agitaba, politizaba, organizaba, atacaba y también transmitía conocimientos. Mediante su acción, el sentido de nación se empezó a consolidar”. Asimismo, con el apoyo de Obregón, quien no consideraba extranjeros a los latinoamericanos sino compañeros de "dolores y desventuras", promovió una cultura mexicana para hacer de México, la capital cultural de América Latina.
Paralelamente a los avances de la educación pública, desde 1921, en los inicios del gobierno de Obregón, comenzó la radio en México. Se instaló la Casa del Radio de Raúl Azcárraga Vidaurreta vinculada al diario El Universal, la radiodifusora de Martín Luis Guzmán director del periódico El Mundo y la de la Cigarrera El Buen Tono. Cuando fueron más numerosas las estaciones de radio, todas de carácter privado y dedicadas a fines comerciales, para defenderse de la posible intervención gubernamental fundaron en 1923 la Liga Central Mexicana de Radio, que fue el antecedente de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.


A pesar de su escasa educación formal, Obregón no careció de inquietudes intelectuales y hasta escribió poemas. En una carta a Vargas Vila escribió: “¿Y por qué los pueblos latinos del continente quedaron huérfanos demasiado jóvenes?... Desde que Cervantes sabiamente dividió en dos ramas la raza española, haciendo representar una por Don Quijote y la otra por Sancho, quedaron definidas las tendencias de aquel gran pueblo, que cuando necesitó llevar a cabo la ocupación y conquista del Nuevo Mundo, empresa llena de aventuras y peligros, tuvo que encomendar necesariamente su realización a los representantes de Don Quijote, quienes la llevaron a cabo asombrando al mundo con sus fazañas [sic]. Terminada la conquista y desaparecidos los peligros, cuando ya el eco de nuestras riquezas llenaba el Viejo Mundo, acudieron en parvadas los representantes de Sancho, invadiendo todas las fuentes de producción y amagando absorber todas las riquezas del Nuevo Continente, sin cuidar de la cultura y del progreso moral e intelectual de las razas que lo habitaban. Fatalmente, el choque se produjo, porque en el Continente todo y muy especialmente en México y en el Perú, donde había ya dos civilizaciones y dos razas de abolengo, había encontrado terreno muy propicio el espíritu de los Quijote, determinado en la idiosincrasia de nuestros criollos por el más alto sentimiento de dignidad y de desinterés, quienes no pudieron soportar la avidez absorbente de los representantes de Sancho y la Independencia se hizo, logrando estos pueblos su emancipación de España antes de tener una preparación suficiente que los capacitara para hacer una defensa propia y contener la invasión de otros muchos piratas, que también han acudido a disputarnos nuestros tesoros.”


Fuentes:
http://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/OSA80.html
file:///C:/Users/propietario/Documents/2014/vic/casa_del_tiempo_eIV_num25_11_14.pdf

La historia del cine en México (1896-1910).


El cine fue un hecho  definitivo: enseño a los hombres a mirar con los ojos y a narrar las imagenes; tambien fue un hecho cambiante: los mudos aparatos de manivela se transformaron en equipos que producen sonidos y movimientos; los efímeros jacalones se volvieron salas permanentes, amplias y lujosas; los actores comprendieron que no hacían mas teatro y los directores, que debian de hablar en un lenguaje propio distinto.

La historia del cine Mexicano reducida, sobre todo la que se refiere al periodo mudo. Practicamente son tres los autores que han hecho investigaciones. El indicador fue Jose Maria Sanchez García y ha sido copiado hasta la saciedad, sin que ninguno de sus sucesores, Emilio García Riera o Francisco Ignacio Taibo, hayan intentado el análisis de su método y sus fuentes.

En Mexico llego el cine 1986 despues de 8 meses de hacer aparecido en Paris.  A mediados de ese año llego a la Ciudad de Mexico Gabriel Vayre, camarografo Frances, quien se asocio con Ferdinand Bernard, un frances avecinado en el pais. Vayre venia de Francia enviado por los inventores del cinematografo, los hermanos Auguste y Louis Lumiere, con el concepto de mostrar este prodigioso aparato optico realizaron una demostracion al presidente Porfirio Diaz, Familiares y amistades. quedaron fascinados por la proyeccion: En agosto de 1986 en drogueria Plateros (hoy madero), fue la primera exhibicion publica.

En elsiguiente año (1897), Ignacio Aguirre se convertiria en el primer realizador mexicano de cine. Filma en la capital las visitas Riña de hombres en el Xocalo y Rurales mexicanos al galope. Mientrasn tanto, el ingeniero Salvador Toscano se convierte en el dueño de la primera sala de cine.

Para 1898 Toscano pasa de ser exhibidor a toma vistas (hoy diríamos cineasta), al registrar Escenas de la Alameda, Llegada del Tlacotalpan a Veracruz, Norte en Veracruz, El Zócalo. El año de 1899 marca el inicio del cine mexicano de ficción mediante una representación de Don Juan Tenorio y de la representación de un sainete llamado Canarios de café (ambas de Salvador Toscano), y Terrible percance de un enamorado en el Cementerio de Dolores.

El ultimo año del siglo XIX, 1900, los mexicanos superan los 13.6 millones de habitantes y hay 22 cines establecidos en la República Mexicana, es decir una sala por cada 618 511 habitantes. En 1901 el ingeniero Salvador Toscano viaja a los Estados Unidos y Europa, y regresa surtido con películas de Edison y del francés Georges Mélies. Al año siguiente, 1902, otro francés arraigado en México, Carlos Mongrand filma Plaza de la Constitución de México, El general Díaz y su esposa paseando por Chapultepec y El coronel Miguel Ahumada.

Mongrand, que ya era un hombre del espectáculo, realiza Los charros mexicanos (1903). Destaca en 1904 lo siguiente: los hermanos Guillermo y Manuel Becerril filman en Querétaro La calle 5 de mayo y El pintoresco pueblo de la Cañada. Carlos Mongrand dirige Cuauhtémoc y Benito Juárez (cuadros sobre episodios nacionales).




FUENTES:  "El arcon de las visitas: Cartelera del cine en Mexico 1986-1910", Leal Juan Felipe,
"Los origenes del cine en Mexico 1986/1900" Reyes, Aurelio de los autor